El gobierno español esperaba, aprovechando la vidriera que significa Fitur, un acuerdo entre Iberia y los sindicatos que cerrara la situación de Iberia Express dentro de la estructura operativa del grupo IAG y las relaciones profesionales que los pilotos de la matriz Iberia puedan mantener para su eventual traslado a la compañía low cost. Pero no fue. La voluntad de acuerdo había confundido las expectativas más optimistas y aunque nadie descarta un pacto a corto plazo, lo cierto es que al día de hoy todavía faltan por superar algunos escollos que dificultan el desenlace feliz de las negociaciones. Luis Gallego tenía previsto cerrar el acuerdo antes que terminara 2013. Ahora, el objetivo es marzo próximo, cuando la compañía fije su programación de verano. La compañía había prometido recuperar las rutas cerradas hace un año pero sólo en el supuesto en que los trabajadores acepten el Plan de Transformación de Iberia. El Sepla, el gremio que nuclea a los pilotos de Iberia, reclama un compromiso en virtud del cual los copilotos puedan incorporarse como comandantes de la low cost en concepto de excedencia y con un complemento salarial que mantenga sus actuales retribuciones. No son las instrucciones impartidas desde Londres por el máximo ejecutivo de IAG. Willie Walsh pretende aprovechar la disputa para generar un cambio cultural en Iberia y evitar que las decisiones estratégicas tengan que pasar necesariamente por los pilotos
