La posibilidad de que US Airways y American Airlines puedan fusionarse para constituir la aerolínea más grande del mundo parece cada vez más lejana, aunque las empresas hayan anticipado que continuarán la pelea en los tribunales. El tono inusualmente duro del Gobierno sobre el asunto sugiere que hay pocas posibilidades de que la megafusión sea permitida. El movimiento inesperado del Gobierno estadounidense para bloquear la fusión es interpretado por el Departamento de Justicia como un cambio de rumbo positivo. Una mayor consolidación, entienden, habría hecho más difícil convencer a las compañías aéreas de mantener el servicio a ciudades secundarias y pequeños pueblos que normalmente no tendrían acceso a ciertas rutas o a ningún viaje aéreo en absoluto. Los especialistas consideran extraño que las empresas hubieran propuesto la fusión sin contar con al menos un guiño antes de lanzarse, pero por alguna razón desconocida, no obstante, ha habido un cambio de actitud por parte del Departamento de Justicia. Las acciones de US Airways cayeron cuando se conoció la noticia. Les tomó varias horas a las aerolíneas contrarrestar los duros argumentos en contra, lo que sugiere que ellas también fueron sorprendidas. El informe, publicado junto a siete documentos de fiscales generales estatales, entre ellos los de Texas y Arizona, donde ambas tienen su sede, respectivamente, estaba llenos de citas del presidente ejecutivo de US Airways, Doug Parker, y de directivos de otras aerolíneas señalando que las consolidaciones han sido esencialmente positiva para las utilidades de la industria, pero que ha sido algo malo para el público viajero.
