Luego de dos años de insistir el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, que la banda inferior de las tarifas aéreas en la Argentina no se iba a eliminar, finalmente este lunes, en un giro inesperado, anunció que a partir del 15 de agosto habrá libertad para que las aerolíneas fijen las tarifas de cabotaje que se les ocurra. La estrategia, hasta ahora, era que la banda inferior no se tocaba y que ésta iba a terminar desapareciendo, en todo caso, por efecto de la inflación. ¿Qué los hizo cambiar de postura? ¿La necesidad de dar una buena noticia, tal vez? ¿La búsqueda de anunciar tarifas bajas cuando es probable que suban los tickets en general por efecto de la devaluación (dólar más caro) y de la suba del petróleo? Un dato a tener en cuenta es que más de un 50% de los costos de una aerolínea que opera en el país es en dólares o están dolarizados. La noticia, como se esperaba, generó expectativa en la gente. Es probable que se inicie -Flybondi ya está haciendo ofertas por debajo de la banda, aunque aún no se formalizó el anuncio- una fuerte batalla marketinera. Habrá, sin duda, mucha oferta puntual. La limitación de no poder vender por debajo de la banda inferior antes de los 30 días (y solo pasajes de ida y vuelta) marca un límite y un intento por evitar una verdadera guerra depredatoria. Si las dos low cost que se anuncian finalmente comienzan a volar, Argentina pasará a tener siete aerolíneas troncales volando -y compitiendo- en cabotaje: Aerolíneas Argentinas, Austral, Latam, Andes, Avianca, Flybondi, Norwegian y JetSmart. Muchas, aunque se duplique el mercado como promete “la revolución de los aviones”.
