Las vacaciones de invierno, las fiestas de fin de año con el inicio del verano y el feriado largo de Semana Santa suelen ser las fechas elegidas por los gremios aeronáuticos para amenazar -y a veces llevar a cabo- medidas de fuerza. 2018 no es una excepción. El último viernes, prácticamente la totalidad de los gremios aeronáuticos en Argentina -no figura AAA- firmaron un documento criticando la política que lleva adelante el Poder Ejecutivo y decretando el estado de alerta y movilización. El documento critica la política del gobierno a favor de las low cost, en particular Flybondi, y en contra de la supuesta desinversión en Aerolíneas. La voz cantante intentó tomarla Pablo Biró, de APLA, conocido por su cercanía con La Cámpora, es decir el kirchnerismo, pero también uno de los gremialistas más cuestionados, inclusive por sus propios representados, quien advirtió sobre la posibilidad de paralizar los vuelos. Biró se queja de que dicha política da trabajo a empleados extranjeros en desmedro de los argentinos, lo cual no es correcto en el caso de los pilotos ya que las compañías asisten -y se quejan- desde hace un par de años a una lucha por sacarse tripulantes entre sí. Es más, en los últimos tiempos varias veces se hizo referencia al retorno de pilotos argentinos que volaban en compañías extranjeras. Los gremios involucrados no aclararon cual serían la metodología de la protesta. Lo que se sospecha es que cada gremio (aunque coordinados entre sí) llevaría adelante su medida de fuerza, independientemente de lo que hagan los otros gremios. No sería un paro general de gremios aeronáuticos, pero el resultado sería casi el mismo. Puede, como dijo un dirigente, que al final no pase nada. O como le dijo Biró a Telam, “un paro en Semana Santa es hoy una posibilidad cierta”
