Hay que ser justos y reconocer que la autoría intelectual fue de Flybondi, en su intención de operar, como la mayoría de las low cost de Europa, desde un aeropuerto secundario. Fuera de la influencia de AA2000 -aunque vuelen a donde vuelen siempre terminaban en las manos de los muchachos de Eurnekian- London Supply e, invariablemente, Intercargo. También en un principio se dijo que las obras necesarias para adecuar la base militar al uso comercial iban a estar a cargo de Flybondi, con una inversión aproximada de U$S 30 millones. Este martes, pese a las objeciones explícitas de la Fuerza Aérea, el aeropuerto de El Palomar, ubicado en el oeste del Gran Buenos Aires, fue formalmente incorporado al Sistema Nacional de Aeropuertos (SNA) mediante el decreto 1092/2017, con la firma del presidente Mauricio Macri y del jefe de Gabinete Marcos Peña. Aunque nunca hubo demasiadas explicaciones por parte del Ministerio de Transporte, es evidente que la idea original, que muchos catalogaban como absurda, terminó por mutar en un tercer aeropuerto para Buenos Aires cuya administración estaría -no se aclaró cómo se hará la adjudicación- a cargo de Aeropuertos Argentina 2000. La idea “descabellada” de Flybondi terminaba por convertirse en una salida a los graves problemas de saturación que vive Aeroparque, y su incapacidad para recibir los beneficios de la “Revolución de los aviones”. El Palomar se convierte así en el aeropuerto de las low cost, suponiendo que desde allí van a operar Flybondi y Norwegian. Lo llamativo en todo este proceso es que nunca hubo una explicación de esta mutación por parte del Ministerio de Trasporte. Ni siquiera cuando se lo consultó en temas elementales como cuánto costaron las obras, quien las financió, y en que consistieron los trabajos como para adecuar lo que hasta ahora funcionaba sólo como base militar a un aeropuerto comercial.
