Desde que Julián Cook, CEO de Flybondi, propuso para su aerolínea low cost operar desde la base militar de El Palomar mucho se ha hablado sobre el tema. El mismo empresario habló de una inversión que asumiría la empresa de U$S 30 millones para adecuarla a las necesidades de la aerolínea. La propuesta, que en un principio sonó descabellada pero que reforzaba el concepto de “verdadera low cost” que trataba de transmitir, lentamente fue siendo reelaborada por el Ministerio de Transporte que comenzó a mirarla como una alternativa a los graves problemas de saturación que padece Aeroparque, una amenaza a su “revolución de los aviones” y a su objetivo de duplicar la cantidad de pasajeros en cabotaje en cuatro años. La idea dio una nueva vuelta de tuerca y pasó a macerarse como un aeropuerto “para las low cost”. Allí iría a operar no solo Flybondi sino también Norwegian. Así, como un hecho consumado, lo presentó el ministro Dietrich junto a su equipo a los 500 participantes de ALTA. La transparencia, que además ofrecía detalles de su funcionamiento, lo identificaba como “Nuevo Aeropuerto Comercial El Palomar”. Fue entonces cuando Aviación News preguntó algo básico: ¿cuál sería la inversión?, ¿quién financiaría las obras? ¿Cuánto tiempo demandarían las mismas? y ¿quién sería el administrador o concesionario? Fue entonces cuando el funcionario reconoció que todavía estos puntos no estaban resueltos y que los mismos se darán a conocer “oportunamente”. Para rápidamente pasar a otro tema.
