Se trata de una consecuencia, no deseada por cierto por toda la industria, a raíz del trato carente de toda justificación cuando fuerzas de seguridad, convocadas por tripulantes de United, desalojaron por la fuerza a un pasajero pago ya instalado en su asiento por sobreventa en el aeropuerto de Chicago. La práctica de los vuelos sobrevendidos está ahora bajo escrutinio y observación de los sectores políticos. Tres senadores, Al Franken de Minnesota, Maggie Hassan de New Hampshire y Brian Schatz de Hawaii interpusieron una propuesta que prohibiría a las aerolíneas retirar a los pasajeros de los vuelos una vez que hayan despejado el área de embarque de la puerta, así como eliminar el límite legal de U$S 1.350 en compensación por un pasajero involuntariamente retirado, al tiempo de exigir a las aerolíneas que especifiquen sus políticas de sobreventa tanto en el pasaje como en un letrero en cada puerta del aeropuerto. También proponen que el Departamento de Transporte de los Estados Unidos revise las prácticas de sobreventa y determine si el número de pasajeros permitidos por vuelo debe ser regulado. En esta línea, el Comité de Transporte e Infraestructura de la Cámara de Representantes de Estados Unidos convocó para el último martes (Ver nota aparte) una audiencia de supervisión para examinar las políticas de las aerolíneas estadounidenses sobre este tema.
