Es probable que Guillermo Dietrich, ministro de Transporte de Argentina, les termine por otorgar la medalla al mejor alumno. Por ahora, es Andes quien más ha contribuido al sueño del funcionario de duplicar el tráfico aéreo en la Argentina al final del mandato de Mauricio Macri. Después de haberse mantenido en un discreto y forzado segundo plano durante la anterior administración, con vuelos chárter y regulares a solo tres destinos (Salta, Puerto Madryn y al final Jujuy), la empresa arrancó la nueva etapa inaugurando servicios a Córdoba, Mar del Plata en temporada y Mendoza. El 23 de mayo inaugura sus vuelos a Termas de Rio Hondo –2 frecuencias semanales– y el 19 de junio a Bariloche. Allí serán cinco las frecuencias, con el agregado de una sexta en julio. El 3 de julio tienen previsto despegar a Iguazú, en tanto que para el segundo semestre planean aterrizar en Tucumán y Neuquén. También figuran entre los proyectos El Calafate y Ushuaia y hacia fin de año Montevideo. En materia de chárter ya tiene programado entre julio y enero el clásico de Travel Rock a Bariloche y desde el 27 de mayo un vuelo semanal desde Buenos Aires y Córdoba a Samaná, en República Dominicana. Para cumplir con esta programación la empresa tiene previsto contar con nueve aviones antes de fin de año, tres B737-800 y seis MD. Por lo pronto esta semana estará llegando el primer B737-800 desde Kuala Lumpur, y en junio el segundo, ambos puestos a cero. Otro B787-800 y un MD están programados para los próximos meses. Es difícil encasillar a Andes como una low cost, aunque su estrategia comercial se basa en una única tarifa –baja– para todo el avión y un estricto control de sus costos.
