La última Audiencia Pública que se realizó en la Argentina con la finalidad de otorgar nuevas rutas aéreas fue en diciembre de 2005. Ricardo Cirielli era el subsecretario de Transporte Aerocomercial, Ricardo Jaime el secretario de Transporte y Néstor Kirchner el presidente de la Nación. No había ninguna línea aérea estatal, salvo la aerolínea de fomento LADE y la que nunca pasó de los papeles LAFSA. Aerolíneas pertenecía al grupo español Marsans. Sin nadie dispuesto a defenderlos. La situación ahora es muy distinta. Aunque no han dicho nada todavía, en el sector se estima que tanto LATAM como Aerolíneas Argentinas tratarán de oponerse con todo lo que tengan a mano ante los que piden entrar en un mercado que por 11 años estuvo cerrado. LATAM, entonces como LAN Argentina, soportó con paciencia cuanta maldad le hizo el gobierno kirchnerista durante 10 años esperando –y con la promesa– de un cambio de aire que le permitiera resarcirse de tantas humillaciones. Su titular por aquel entonces, Gustavo Lopetegui, es hoy uno de los funcionarios más influyentes del gobierno de Mauricio Macri. Por el lado de Aerolíneas Argentinas, desde el gobierno le piden a quienes la conducen todos los días un esfuerzo mayor, mientras que por el otro lado incentivan a la competencia. Una situación difícil. En una Audiencia Pública unos argumentan para que se les conceda una determinada ruta mientras que los que están refutan para que no se la otorguen. Responsables de Aerolíneas Argentinas y algunos funcionarios deberán argumentar sólidamente, so pena de ser juzgados por la historia, para evitar que nuevos competidores convocados por otros funcionarios del mismo gobierno faciliten que otros se entrometan en sus rutas. La competencia es positiva con el fin de hacer crecer el mercado. Que se consolide Aerolíneas también. He aquí el dilema del Gobierno.
