La aerolínea estadounidense realizó el primer vuelo comercial de la historia con biocombustibles derivado de madera. En concreto, el carburante se realiza a partir de la fermentación de residuos forestales y fue desarrollado por la Universidad Estatal de Washington que se asoció con diversas empresas de la región en un consorcio bautizado como Northwest Advanced Renewables Alliance (NARA). Con este biocombustible, mezclado en un 20% con el JP1 tradicional, se cargaron los tanques de un Boeing B-737/800 que voló el aeropuerto de Seattle al de Washington D.C. Una de las empresas de NARA, Gevo Inc., logró desarrollar un método para convertir azúcares celulósicos derivados de madera en isobutanol, y de allí a alcohol para jet.
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