Desde una columna publicada la semana pasada en el diario La Nación, el ministro de Transporte Guillermo Dietrich enfatizó que “no habrá política de cielos abiertos”, contestando de esta manera a algunos sectores gremiales que, no inocentemente, confunden cumplir con acuerdos bilaterales existentes con apertura de cielos. El ministro también limitó su definición, al acotar “que no habrá aviones con tripulantes extranjeros haciendo rutas de cabotaje entre dos ciudades de la Argentina”. Actuando como vocero de Aerolíneas -lo que es probable no entusiasme a Isela Costantini- el funcionario adelantó que la empresa “va a incrementar y modernizar la flota y a comprar nuevos aviones para que los argentinos viajen mejor en una aerolínea confiable, segura, que no pierde plata y que nos llene de orgullo». También adelantó que desde octubre se habilitará la ruta Córdoba-Iguazú y ratificó que se aumentarán las frecuencias a Roma, Barcelona y Miami. A favor de la gestión de la actual presidenta de Aerolíneas, Dietrich destacó que hoy la compañía tiene 260 frecuencias más mensuales que el año pasado, que se incrementó un 9% la cantidad de pasajeros transportados, que se redujo el déficit y que se logró record de puntualidad. También destacó que “para generar mayor conectividad para los argentinos, habilitamos nuevas rutas internacionales dentro del marco de los acuerdos bilaterales, como los vuelos Salta-Lima, Mendoza-Lima y Rosario-Panamá, algo que la gente y los gobernadores venían reclamando desde hacía mucho tiempo».
