La semana pasada, Líneas Aéreas del Estado (LADE) conmemoró los 75 años de su primer vuelo que unió el 4 de septiembre de 1940 El Palomar y Esquel, con escalas en Santa Rosa, Neuquén y Bariloche. En realidad fue a través de su precursora LASO (Líneas Aéreas del Sudoeste), creada para ofrecer comunicaciones regulares con las localidades más alejadas del país, para prestar servicios de transporte de carga, pasajeros y correo. En 1944, el Gobierno crea LANE (Líneas Aéreas del Noreste) para cubrir la ruta entre Buenos Aires y Cataratas del Iguazú. Nueve meses más tarde se unifican ambas empresa bajo la denominación Líneas Aéreas del Estado. Durante muchas generaciones la aerolínea, dependiente de la Fuerza Aérea, fue la única conexión aérea para muchos pueblos patagónicos. Con la llegada desde el sur de Néstor Kirchner a la Presidencia se suponía que la empresa recibiría un empujón, y hasta en algún momento se habló de un programa de “articulación territorial” impulsado por el diputado oficialista Osvaldo Nemirovsci para unir con LADE todo el país. Pero nada pasó y la empresa de fomento aéreo cada vez tiene menos presencia. Actualmente solo vuela dos veces por mes con un F28 de Fuerza Aérea la ruta Buenos Aires – Mar del Plata – Puerto Madryn – El Calafate y Ushuaia. En El Calafate un Saab 340 (se compraron 4 en 2009, única inversión para la empresa, aunque nadie sabe cuántos ni cuanto vuelan) se encarga de transportar los pasajeros a Comodoro Rivadavia, Rio Gallegos y Rio Grande. En agosto el ministro de Defensa, Agustín Rossi, anunció la incorporación de dos Embraer 135/145 lo que, dijo, permitirá «cuadriplicar las frecuencias actuales». Pero desde entonces, ni noticias. Pese a la baja operatividad, la empresa no se priva desde hace años de contar entre su personal civil con un licenciado en marketing y comunicaciones. ¿Para dos vuelos mensuales?
