La empresa logró que los empleados aprobaran un nuevo contrato laboral y, como consecuencia, la línea de montaje de su nuevo B777X se realizará en su tradicional planta de Everett, Seattle, Estado de Washington. Pese a la oposición del sindicato que promocionó el no a la propuesta, los trabajadores respaldaron la propuesta por un ajustado 51% a 49%. Para las organizaciones obreras, el contrato propuesto por Boeing no era aceptable debido a que suponía renunciar a beneficios jubilatorios, de sanidad y limita futuros aumentos de salario. Tras la aprobación de los trabajadores, Boeing confirmó que el fuselaje y las alas, producidas en materiales compuestos, serán elaborados en la planta de Everett, así como el montaje final, la fabricación de componentes mayores del interior y el cableado.
