Producto de la realización, en poco tiempo más, de dos importantes eventos deportivos a nivel mundial, la Copa Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, Brasil se lanzó a modernizar su infraestructura. Uno de los puntos débiles es sin dudas los aeropuertos. Desde hace varios meses que se inició un proceso de privatización de las terminales y de obras de ampliación y mejora. Sin embargo, un reporte del Infraero, el organismo estatal que hasta ahora gestionaba los aeropuertos, admite que hay demoras en las obras de siete de las doce terminales correspondientes a las sedes del Mundial. En concreto, el más atrasado es el de Porto Alegre donde los trabajos, que implicarán una inversión de US$ 69 millones, ni siquiera han comenzado a menos de un año del puntapié inicial de la competencia. En El Galeão, en Río, las obras por US$ 137 millones deberían concluir en abril pero están retrasados; en Curitiba se completaron sólo el 6% de las reformas, en Salvador sólo el 20% y en Cuiabá, 23%.
