Cuando este martes el presidente de Aerolíneas Argentinas, en conferencia de prensa, anunció los vuelos de verano entre Buenos Aires y Orlando (tres frecuencias semanales entre el 9 de diciembre y el 21 de marzo) reconoció, ante una pregunta, que para cumplir con esos vuelos iban a tener que reducir frecuencias a otros destinos. Y aceptó que las rutas que estaban en la mira eran Nueva York y Roma. Sin embargo veinticuatro horas más tarde la baja de frecuencias ya estaba reflejada en los sistemas de reservas pero con una novedad: las mismas abarcaban el segundo semestre. Lo que aparece por sistema es que hay semanas que de siete frecuencias se bajan a seis y otras a cuatro. Por ejemplo, del 9 al 14 y del 24 al 28 de julio la empresa ofrecerá cuatro frecuencias semanales sobre siete previstas, lo mismo que del 8 al 12 de agosto. A partir del 13 y hasta el 1º de noviembre serán 6 las frecuencias semanales para volver a cuatro entre el 2 de noviembre y el 7 de diciembre. No hubo, desde la empresa, explicación oficial que justifique tamaña reducción de oferta en esta ruta. Extraoficialmente lo que trascendió es que hay una significativa caída de la demanda. “Hay vuelos en esa ruta que ni siquiera cubren el costo del combustible”, sentenció un funcionario.
