No hubo avances esta semana en el conflicto entre cinco de los seis gremios aeronáuticos y Aerolíneas Argentinas. Ambas partes parecen haberse plantado en sus posiciones. La pelea ya no es solo por los 10 puntos que separan ambas propuestas (16% vs. 26%) sino que también se huele una pulseada política. La semana transcurrió “casi” con normalidad, excepto por alguna cancelaciones internacionales el viernes. Seis en total. La empresa argumentó «medidas de fuerza encubiertas”. Los gremios “mala planificación operativa”. Lo concreto es que los pilotos ahora se niegan a volar cuando les piden en sus días libres -no en los de descanso estipulados por ley- realizar un vuelo que no tenían asignado. No están obligados, pero habitualmente los hacen ya que cobran un adicional. Ahora no. Un dato es que habrían aumentado los partes imprevistas por enfermedad que obligan recurrir a esta instancia. La empresa decidió esta semana reducir la programación para no depender de la buena voluntad de los tripulantes y evitar antipáticas y costosas cancelaciones sobre la hora. Por ejemplo se cerraron a la venta todos los vuelos internacionales de noviembre y algunos, como los de Barcelona, también de diciembre. ¿Se mantendrá este destino el año que viene? Aunque no lo digan públicamente, en la empresa no descartan un nuevo paro, aunque mantienen firmes su propuesta. Sin embargo son optimistas en cuanto a que el tema finalmente se va a arreglar. La negociación ahora avanza gremio por gremio. Por el lado de éstos, reconocen, ya hay fisuras. La grieta. Sin embargo desde el gobierno le temen al efecto contagio. Que el conflicto se extienda a Intercargo y Latam cuyas paritarias están aún pendientes. El martes LATAM tuvo algunas demoras a la mañana, ya que los delegados de APTA convocaron a una asamblea de 6 a 8 de la mañana. Pero no tendría que ver, dicen, directamente con este conflicto.
